Bajo la lupa de Davide: Ediciones especiales del Fiat 500 - Parte 4: Ghia Jolly 500

El 500 Jolly puede considerarse como uno de los autos personalizados más elegantes, pero también como el más exitoso y conocido entre las otras versiones Jolly Ghia.
Fue presentado en 1957 en el Salón del Automóvil de Turín y captó de inmediato la atención de las personalidades más famosas y adineradas, que lo utilizaban para trayectos cortos en balnearios, como "bote auxiliar" para sus yates de lujo o en campos de golf.

Aristóteles Onassis, el propietario de Fiat, Gianni Agnelli, Leopoldo Pirelli, Yul Brynner, John Wayne e incluso la Princesa Gracia Patricia de Mónaco poseían un 500 Jolly, lo que demuestra que la pequeña joya también se sentía perfecta en las codiciadas Corniches de la Costa Azul.
El Jolly también se llama "spiaggina", que significa "coche de playa". ¿Por qué solo eso? Hasta entonces, esta palabra designaba de hecho la silla de playa más clásica, la tumbona plegable minimalista de madera y lienzo con respaldo ajustable.

En el 500 Jolly, Ghia, un nombre que gozaba de un prestigio absoluto en la industria en ese momento, reforzó la carrocería al usar faldones más altos y sustituir los asientos originales por otros de mimbre trenzado al estilo vacacional, que también se podían utilizar cuando el traje de baño aún no estaba seco. Dieron al automóvil en su conjunto un toque náutico al equiparlo con parachoques y barras laterales de acero, similares a las barandillas de lanchas rápidas.

Se estima que se fabricaron alrededor de 500 ejemplares, pero no hay certeza ya que los registros de Ghia se perdieron debido a varios cambios de propietario (hoy Ghia es una marca de Ford). Lamentablemente, también circulan muchas falsificaciones entre ellos, ya que es relativamente fácil convertir un 500 normal en una "Spiaggina" brillante y codiciada sin valor histórico, mientras que una berlina (quizás de modesto valor histórico, pero para nosotros, entusiastas, sigue siendo una icono) se altera irremediablemente.

El 500 Jolly original es a menudo el protagonista en subastas internacionales de vehículos históricos, donde ocasionalmente aparece un ejemplar que perteneció a una personalidad destacada, como el Jolly que fue propiedad del presidente yugoslavo Tito y que se vendió en una subasta en Londres en 2017 por casi 100.000 euros. ¡En los Estados Unidos, otros Jolly originales se han vendido por ochenta a cien mil dólares! Prácticamente una joya, por otro lado, también nació noble, el 500 Jolly.